Con el objetivo de proteger las personas y los bienes, el mercado de la seguridad contra incendios ofrece una variada gama de dispositivos electrónicos con el fin de controlar instalaciones, detectar incendios, comunicar la alarma y la situación, realizar operaciones automáticas, etc.
Podemos distinguir cuatro tipos de sistemas automáticos de detección y alarma de incendios:
Convencionales: los dispositivos de detección son instalados en zonas delimitadas por las líneas de cableado, contando con el inconveniente de no poder identificarlos individualmente desde la central.
Direccionables: los detectores son emplazados en lazos y zonas configuradas mediante programación desde la central, pudiéndose identificar de modo individualizado cada elemento de la instalación.
Analógicos: los medios de detección se ubican en lazos o bucles que permiten determinar exactamente los dispositivos activados los cuales facilitan gracias a sus sensores la supervisión constante del sistema, obteniendo una evaluación permanente del entorno protegido
Sistemas híbridos: combinan la detección convencional con la individualizada.